Su mano nombró a los océanos;
no; solo usó tu existencia.
Sí; él compró mi esqueleto;
me otorgó una mente.
Y así empezó;
vuestra luz;
la mía;
todo...
Dijiste que si enterraba el pan;
sí; mentiste a nuestros estómagos.
Lo escondí en su cavidad,
mas ya nada es lo mismo.
Mi pared se mece;
¿es una soga,
balancín,
tú, Sol?
Esa fría mujer nos observaba;
pero me contemplé demasiado;
desde unos albores gametos,
hasta ese lugar bermejo.
Sola, se halla debajo;
dañada por ti;
nuestra quimera;
¡expulsémosla!
Escupí los engaños junto a un cadáver;
nuestras carnes putrefactas sonrieron.
Grité ante las corrientes eléctricas;
a los huesos de mis sentidos;
hacia un pecado inocente,
bajo el ángel sombrío.
Y sus labios rojos,
me maldijeron.
No;
Dios,
¿lo hiciste?
Ella ha muerto;
su voz de marfil;
su boca coral.
Nunca hemos sido nada;
su último adiós fue negado;
se quitó la vida mañana.
Ya solo quedan los edificios,
donde los arcángeles desolados
bailaban y reían en el ritual
que convocaba a las puertas del paraíso.
no; solo usó tu existencia.
Sí; él compró mi esqueleto;
me otorgó una mente.
Y así empezó;
vuestra luz;
la mía;
todo...
Dijiste que si enterraba el pan;
sí; mentiste a nuestros estómagos.
Lo escondí en su cavidad,
mas ya nada es lo mismo.
Mi pared se mece;
¿es una soga,
balancín,
tú, Sol?
Esa fría mujer nos observaba;
pero me contemplé demasiado;
desde unos albores gametos,
hasta ese lugar bermejo.
Sola, se halla debajo;
dañada por ti;
nuestra quimera;
¡expulsémosla!
Escupí los engaños junto a un cadáver;
nuestras carnes putrefactas sonrieron.
Grité ante las corrientes eléctricas;
a los huesos de mis sentidos;
hacia un pecado inocente,
bajo el ángel sombrío.
Y sus labios rojos,
me maldijeron.
No;
Dios,
¿lo hiciste?
Ella ha muerto;
su voz de marfil;
su boca coral.
Nunca hemos sido nada;
su último adiós fue negado;
se quitó la vida mañana.
Ya solo quedan los edificios,
donde los arcángeles desolados
bailaban y reían en el ritual
que convocaba a las puertas del paraíso.

